Ayer fue uno de los días más extraños de mi vida. El catálogo de emociones que emanaban de mi persona era por demás extenso. No me dí cuenta hasta que llegué en la mañana a mi lugar de trabajo, de todo lo que había presenciado y sentido la noche anterior.
Fue el segundo concierto de Radiohead, esta vez era especial en muchos sentidos: fue la primera fecha oficial, los vería de cerca, esperaría por canciones que no tocaran la noche anterior, esperaría quizá aquella canción de la que tanto huian esos «posers» idiotas que creen que escuchandola serían menos fans o la banda menos «rockera».
Pues fue eso y más.
Al principio todo era miel sobre hojuelas, desde el hecho de llegar temprano, formarme en una pseudofila y hasta soportar la revolución que se armó unos minutos antes de abrir las primeras puertas para el acceso a general A, de cualquie forma esos desmadritos ya me eran normales tomando en cuenta la cantidad de festivales a los que he ido en donde eso es normal, aunque no aceptable.
Después de correr unos cuantos metros y con los pulmones quieriendo salir de mi ser, por fin pude estar lo más cerca tomando en cuenta diversas situaciones. 6 metros del tipo que estaba pegado a la valla, suficiente. Conforme pasaban las horas la gente empezaba a ejercer presión hacía adelante, quieriendo estar más cerca aún de sus «ídolos».
La ignorancia hizo que este tipo de gente pseudofan no entendiera la genialidad que tenía enfrente al estar Kraftwerk ejecutando magistralmente esas melodias con sus computadoras portátiles como único instrumento. Simplemente magníficos. Aunque para ser honesto, ‘Neon Lights’ me hubiera hecho muy feliz y quizá con esta canción la gente entendiera de lo que realmente están hechos esos cuatro alemanes que estaban sobre el escenario, afortunada o desafortunadamente, no estuvo.
Eran casi las 10 de la noche y la gente de atrás nuestro ya no entendía que delante de ellos habían más personas: chavas, chaparritos, altos, delgados, personas simplemente, no, no lo entendían, su único objetivo era estar más adelante. Quizá querían alcanzar la mano de Thom, o robarse el radio de Jonny, no lo se…y no lo entiendo y de verdad quiero entenderlo, quiero saber que los hace volverse irracionales a ese grado.
Al salir Thom y su banda al escenario, la cantidad de empujones, aventones y apretujones era simplemente inaguantable. No podías mantenerte en pie por un segundo, la dupla acción-reacción era lo que predominaba en ese momento. ’15 step’, ‘there there’, ‘national anthem’, ‘all i need’ y no pude más. Naufragando en esa marea tempestuosa de idiotas (uso este término pues pagar esa cantidad por el boleto solo para llevar a cabo una carrera contra corriente en lugar de disfrutar de la banda y sus canciones, es lo más idiota que puede alguien hacer) pude ver mi salvación en una pequeña isla, un oasis enmedio del desierto caluroso y sofocante de gritos. Oasis porque eran un grupo de personas que de lo más tranquilo se dedicaban a disfrutar del concierto y que a pesar de no ver con toda claridad los detalles de los rostros de los ejecutantes en el escenario, cerraban los ojos y cantaban con toda clase de sentimientos al ritmo de los hermosos sonidos que brotaban de los instrumentos de Radiohead. Justo ahí…’Karma Police’, exploté, explotamos, simplemente magnífico, inesperado.
Y así pasaron algunas del día anterior, algunas viejitas, otras nuevas, unos errores, hermosos errores.Encore.
Al ver en esa pantalla posterior las pequeñas señales que indicaban los cambios de frecuencia en algún instrumento de Jonny, me di cuenta que esa que comenzaba a sonar no era otra cosa que mi canción favorita, aquella canción que en ese momento hizo que un escalofrío fuera recorriendo muy muy lentamente desde la punta del dedo gordo del pie derecho hasta el último pelo de mi cabeza, esa canción que me hizo llorar, no importandome quien me viera, quien me oyera, sabía que lo entenderían. Lloré hasta el final de la canción y después ‘Paranoid Android’ sirvió para limpiarme las lagrimas.
Cuando los tonos rosas aparecieron en el esecnario, sabía que estaba en las últimas el concierto, que «Everything in it’s right place» estaba por cerrar su última presentación en este pais, o por lo menos abrir un encore más. Y así fue.
Y una serie de dudas comenzaron a invadir mi cabeza cuando al terminar dicha canción no encendían las luces del foro, ¿qué podía esperar de un tercer bloque que no hubo la noche antes?, o al menos eso pensé en ese momento. De alguna forma apareció en mi cabeza ese tercer bloque que si había existido pero que por alguna razón lo ignoré en ese momento. Cuando regresaban y comenzaban las primeras melodias de ‘Like Spinning Plates’ también me invadió una emoción enorme, pues es una de mis canciones predilectas. Esperaba ‘House of Cards’, pero no, no la hubo, como sea la tuve una noche antes y la disfruté.
Thom dice ‘Have a good life’ y mi distracción por tratar de entender las palabras inglésas de ese personaje se vió abruptamente interrumpida por aquel himno que marco a toda una generación, que los dió a conocer mundialmente, que no tocaban desde hace 5 años, que enoja tanto a pseudofans, que causa tantas peleas y burlas estúpidas y enojos injustificados. Estaba sonando ‘Creep’, nadie lo creia, las expresiones de asombro en los rostros de mi alrededor no se pueden explicar con palabras. Pero esos rostros pronto cambiaron a simplemente un disfrute, porque a pesar de nadie querer la canción, todos la amamos, todos nos la sabemos y todos la cantamos, porque eso es Radiohead, esa es la esencia de esta banda que aparte de revolucionarse ellos mismos, han revolucionado la forma de sentir una canción y darle la interpretación especial que a cada quien convenga.
Por eso Radiohead es la banda más importante para la música contemporanea y ellos lo saben, y no tienen que seguir normas publicitarias, ni mucho menos para expresarlo; con la sonrisa de Thom al escuchar que todos cantaban ‘this is what you get’ bastó. Sólo eso.
El haber vivido este momento, estos dos momentos, han significado tanto en mi vida queya hacen falta pocas cosas para sentirme completo, pocas, muchas materiales. La importancia de la música en mi vida se dejó ver anoche y la importancia de escuchar y ver a las bandas que me han acompañado con sus canciones en los momentos correctos también se ha ido descubriendo poco a poco. Sabía que algún día sucedería.
El concierto de mi vida pasada y presente.